21 nov 2014

Nieve sobre el sol

La chica tuvo que dejar de leer la novela justo en el momento en el que uno de los protagonistas caía de rodillas en la nieve. Le dio la impresión de que se había sumergido con él, pues sentía el cuerpo frío por el viento, pero ardiente por el sol. El hielo puede cortar tanto como el fuego, las sensaciones se mezclan, el calor se convierte en frío o el frío en calor. La cegadora luz del sol le impedía leer en unas páginas tan blancas, y el personaje se quedó de rodillas en la nieve mientras ella se dejaba vencer por los rayos.
Morgan estaba saltando de un lado a otro, sin alcanzar nunca su objetivo. La chica pensaba en cómo sería esa presa desde los ojos de la gata, pero dejó de pensar en el insecto y se centró en el pelo reluciente que el animal tenía en el pecho. Sus ojos azules habían cambiado de presa al ver que la abeja se alejaba volando hacia el cielo; se centraban en un saltamontes que intentaba escapar entre la hierba. Morgan, de todos modos, no lo mataría: era piadosa o demasiado torpe, eso la chica nunca lo sabría.

PD. Lo único importante era saber escribir cualquier cosa sobre algo cotidiano. Y ponerle un título raro. Conseguido entonces.