17 oct 2016

Breve crítica a los profesores desalmados

Si alguna vez doy clase y comienzo a insultar o criticar destructivamente a mis alumnos, quien lea esto tendrá el derecho de darme una bofetada si anteriormente me avisa de lo que estoy haciendo y no reacciono.
Los profesores son aquellas personas que te deben acompañar y guiar en el aprendizaje porque, que yo sepa, no se nace sabiéndolo todo. Eso sí, hay profesores que consideran que esto que acabo de decir es falso, profesores que consideran que si no lo sabes todo no es por culpa de tu educación anterior, que puede haber sido realmente desastrosa, ni culpa de que seas humano (los humanos no tenemos una memoria perfecta ni nos coordinamos siempre al cien por cien [el que jamás se haya caído que tire la primera piedra], ni tan siquiera podemos razonar siempre bien [por cansancio, emociones o despistes, qué más da]). Para algunos profesores, lo haces mal porque eres idiota y torpe y no has estudiado lo que, por cierto, ni tan siquiera sabías que existía.
Profesores que te odiarán porque no te ha dado tiempo a
leerte todos los libros que tienes en tu biblioteca
Pues bien, señores profesores, si somos un desastre, seamos inteligentes o no, no hace falta que empleen las palabras y expresiones «es un horror, desastre, horrible, fatal, impresionantemente mal, eres un peligro, horroroso, horripilante, bufbufbufmadremía». Si a un alumno le señalas que algo está mal, ya pilla la «indirecta» (intento pensar que están creyendo que «está mal» es un indirecta y que creen decir lo mismo, pero directamente, con palabras «horripilantes», aunque a mí me parece añadir un toque de desprecio innecesario). No hace falta introducir más adjetivos negativos, casi todos sinónimos, poniendo la zancadilla al alumno para que pierda el equilibrio de sus emociones y de su alma. No hace falta ponerlo en evidencia delante de todo el mundo diciendo que es un «inútil», sino señalar los errores cometidos de forma suave para no asustar al alumno del fondo que agacha la cabeza por la timidez y el temor que tiene a preguntar sus dudas.
Cuando un profesor es agresivo, los defensores dicen que es «autoritario» y que tiene «problemas personales». Si un alumno se comporta como él, es un maleducado que comete mil millones de errores y falta el respeto. La autoridad, señores, no da pie a tratar peor a los que están por debajo, ojo, pues esos a los que pisotean siguen siendo seres humanos con sentimientos y no piedras.
Los profesores deberían motivar, no desmotivar a sus alumnos con humillaciones innecesarias. Si tienen un torpe delante, como yo, que inspiren y espiren y piensen en ellos mismos cuando no sabía todo lo que saben hoy, a ver qué tal les iba, a ver si se metían con ellos injustamente aunque se esforzaran por aprender.
Ojo, profesores buenos también hay: bromistas para que entiendas lo que explican, los que ponen tanta pasión que te arrastran detrás de ellos, los que piensan cómo mejorar sus explicaciones, los que se quedan noches trabajando para sus alumnos, los que dan ánimos. Sin embargo, esta entrada odiosa va para los desalmados: los que no tienen alma y prueba a ver si la de sus alumnos es redonda y con una patada puede rodar como un balón.
Notita maléfica: Si os metéis con alguien puede que en el futuro sea vengativo o que tenga poder y se niegue a ayudar por los desprecios que hicisteis. Cruzad los dedos para que vuestros alumnos tengan alma y ética.
Atentamente y sin cariño,
Karma.

16 oct 2016

Lista de todas las banderas de Whatsapp

Varias personas me han preguntado cuáles son las banderas que aparecen en Whatsapp, así que decidí haceros una lista. Debo explicar un par de cosas:
1. Las banderas son mayormente de estados reconocidos internacionalmente y de territorios de ultramar que estos puedan tener. Además, aparece la bandera europea y algunas banderas de territorios como el Sáhara Occidental, actualmente considerado un territorio no autónomo bajo supervisión de la Organización de Naciones Unidas. 
En las últimas actualizaciones de Whatsapp se fueron incluyendo otras banderas de uso general (rendición, pirata, LGBT, etc.), siendo la última la trans en 2020. 
La única excepción a la regla es la bandera del estado de Texas (Estados Unidos), incluida tras las quejas continuas de los políticos de tal estado de que sus habitantes utilizaban la bandera de Chile, muy parecida, como si fuera la texana. 
2. La colocación es alfabética, con el problema de que en español no todos los nombres concuerdan con el nombre en inglés, que es el que se ha seguido para ordenar las banderas (por ese motivo, las Islas Vírgenes Británicas están situadas en la b (Brithis Virgin Islands).
     PD. Si no leéis bien los nombres de cada país en la lista de banderas, haced click sobre cada fotografía, saldrá con mayor resolución.
      Sin más, aquí la lista (actualizado en septiembre de 2020):

                                                  0. Generales


A. B






C. D. E. F. 

   G. H. I. J. K. L. M (1/2)

     M (2/2). N. O. P. Q. R. 

            S. T.

        U. V. W. Y. Z. 

Por último, las banderas que aparecen tras la de Reino Unido son las de las naciones constituyentes de este. No aparece la de Irlanda del Norte porque actualmente no se utiliza una bandera oficial propia. La existente dejó de utilizarse tras el Domingo Sangriento (30 de enero de 1972).








14 oct 2016

El género neutro en español


«Vuestro “neutre” es una basura» es un tuit real con el que me parece oportuno comenzar esta redacción. De la misma forma, podrás encontrar muchos tuits como «Dejed de hebler tede quen le e» y similares, que menosprecian el género neutro que utiliza como vocal la e. Pero comencemos por el principio.

1.      El género en la lengua
El español estándar aceptado por la ASALE tiene dos géneros gramaticales, es decir, tiene un sistema binario que diferencia las palabras en masculinas o femeninas (asiento es una palabra masculina y mesa, femenina). Desde un punto de vista lingüístico, se dice que el género sirve para concordar, y a diferencia del singular/plural, en la mayor parte de las veces no se está refiriendo a una característica que puedas comprobar en la realidad. Por esto se dice que las palabras tienen género gramatical, que no sexo. Ni un asiento ni una mesa tienen sexo, así que su género en realidad en este sentido es aleatorio. De hecho, el género puede distinguir conjunto (leña) de objeto individual (leño), o un tamaño mayor (farola) de uno menor (farol).
Sin embargo, llegamos a qué ocurre cuando nos referimos a seres sexuados. En este caso, la mayor parte de las palabras diferencia masculino de femenino como una contraposición de macho/hembra, por lo que se tiene en cuenta el sexo. Esto pasa con animales (vaca/toro, gato/gata) y, claro está, con personas (hombre/mujer, amigo/amiga, actriz/actor).

2.      La existencia de personas trans
Este es un dragón asexual. Las personas
asexuales, a diferencia de los dragones, existen. 
Las nombro porque sé que se les niega 
la existencia,como a las personas trans.
Hay personas que no están de acuerdo con su género asignado al nacer. Esto es, si naces con pene los médicos te etiquetarán como hombre y si naces con vagina dirán que eres una mujer, y si en el futuro estás de acuerdo con el género asignado serás cisgénero y si no, transgénero. Las prácticas médicas a intersexuales (personas que no se pueden etiquetar en este binarismo, debido a cierta ambigüedad en sus genitales, que no «concuerden» sus genitales con cromosonas, etc.) han sido criticadas desde el colectivo LGBT, pero no tengo conocimientos sobre el tema. Solamente me sirve para señalar que, como veis, la sociedad etiqueta a las personas como hombres o como mujeres y cree que las diferencias son entre el blanco y el negro, tanto en el aspecto social como en el biológico.
Independientemente de tus genitales puedes ser hombre, mujer, ambos, ninguno, etc., y lo que consideres será tu identidad de género. La sensación de malestar, desagrado o disconformidad por tener una identidad de género que no se corresponde con tu sexo se ha llamado disforia de género, aunque este es un término patologizante utilizado actualmente en psiquiatría. Además, no todas las personas trans sienten esta disconformidad. Cada cual siente como siente, no se lo niegues.
Dicho todo esto, me considero una persona de género fluido. Es fácil de entender: no tengo un género fijo, sino que me puedo considerar del género masculino o agénero (en mi caso). Está genial, porque así me acusan de estar confundide y de no existir al tiempo. Saludos a todas las demás personas que no existen y que tienen unicornios como mascotas.
La lengua, que como comprenderás va bastante lenta, no tiene una diferenciación de género gramatical para que nos podamos referir a cualquier persona que no entre en el binarismo masculino/femenino. Este será el siguiente apartado.

3.      El género neutro para personas trans y personas de las cual desconocemos el género
¿Recordamos que hemos hablado de desagrado? A las personas que no se encuentran a gusto con su género asignado puede sentarles mal que te refieras a ellas siguiendo lo que parecen, lo que tienen entre las piernas o lo que pone en su DNI. Al decir ella o él a lo que te estás refiriendo normalmente es a que tienen vagina o pene, es decir, a sus genitales. Puede que dicho así suene extraño, pero es lo más común; a una persona con aspecto de hombre te referirás en masculino asumiendo que es un hombre en el sentido de que tiene órganos genitales masculinos; lo mismo con una persona que tenga aspecto de mujer.
La gente no ha pensado que esto pueda molestar a ciertas personas, y quien lo ha pensado a veces le parece una tontería o pasa del tema. Aquí llegamos a las pegas:
«Pues tienes en español muchas palabras que no diferencian género, como “feliz, adorable, dependiente, guardia”». Y la gran mayoría de las palabras sí lo diferencian.
«Es una tontería pensar que ese hombre alto, con barba y musculoso quiera que lo traten como a una mujer». La identidad de género, de la que ya he hablado (identificarte como hombre, mujer, ambos, ninguno, etc.) no tiene que ver con la expresión de género (mi expresión de género pudo ser femenina, pero creo que nunca me identifiqué como una mujer).
Desde este punto de vista, se plantea la necesidad de crear un género neutro para las personas que quieran utilizarlo para hablar de sí mismas y para referirse a ellas, además de utilizarlo con personas de las cuales desconocemos su género. Todo esto me parece muy empático, la verdad. 

4.      El género neutro como sustituto del masculino genérico
Además de ser reclamado un género neutro por parte del colectivo trans también se reclama un género neutro desde el colectivo feminista, en este caso para los plurales. Como ya sabréis, puedes decir profesores para englobar tanto a profesores como profesoras; esa utilización del masculino es lo que se considera en lingüística un masculino genérico.
Cualquier lingüista, literato, estudiante de filología hispánica, persona con ciertos conocimientos en la materia, te dirá que el masculino genérico existe en la lengua porque es una característica gramatical, que no se debe mezclar con movimientos sociales. La lengua ha elegido el masculino genérico de la misma forma que en el tiempo el genérico es el presente, que se utiliza tanto para pasado (En 1789 tiene lugar la Revolución Francesa) como para presente (Escribo esto con un propósito) o futuro (Mañana voy al cine). Parece un buen ejemplo. Salvo porque el tiempo no se refiere al sexo o género de nadie y el género gramatical sí. Y porque, permítanme hacer la gracia, solamente existe el tiempo presente: el pasado son recuerdos y el futuro aún no es.
Lo innegable es que la simplificación en un genérico está invisibilizando otras categorías. El tiempo nos puede dar igual. Si da la casualidad de que lo invisibilizado es el género femenino, asociado en algunas palabras a las mujeres, que ya están de por sí suficientemente invisibilizadas, tal vez comenzamos a ver un problema. Un masculino genérico no ayuda a visibilizar el hecho de que la mujer se haya incorporado al mercado laboral (por poner cualquier ejemplo). La culpa de que si dicen científicos gran parte de la gente piense solo en hombres no la tiene la lengua, claro está. Y tampoco se va a imponer el género neutro para plural. Pero sigue resultando extraño que los avances en la sociedad solamente se vislumbren, a modo de desdoblamiento, en el lenguaje políticamente correcto que nadie utiliza. 
La opción de cambiar la letra que marca el género (prototípicamente o frente a a, aunque hay variaciones) por una x o un @ está descartado porque, simplemente, son símbolos impronunciables. El desdoblamiento no parece viable, y se suele apelar al principio economizador del lenguaje: si puedes decir algo con tres palabras o con una, elegirás decirlo con una, pues requiere menos tiempo y esfuerzo. Y, a decir verdad, el problema que veo con el desdoblamiento es que es imposible concordarlo todo y en un texto en el que te refieras siempre a personas acaba siendo engorroso. No he encontrado ningún texto que no se salte los desdobles cada dos por tres, lo que llega a ser confuso porque no sabes si de repente lo hacen a propósito y con alumnos solo se refieren a alumnos y no a alumnos y alumnas o lo utilizan como genérico de nuevo. Por todos estos motivos, se ha propuesto en redes sociales un género neutro genérico con e.
¿Me molesta personalmente el uso del masculino como genérico? No creo. Es más por la reacción de la gente a un cambio que por el masculino en sí, y supongo que más gente a la que estás invisibilizando se sentirá incluida de esa forma. Entonces pues sí, me apetece hacer un neutro con e para que sea el genérico porque os mostráis tan machistas y tránsfobos que apetece chinchar. Por Internet. Si se quiere utilizar. Que no hablamos de institucionalizarlo. 

5.      La formación del género neutro y otras características lingüísticas
El problema desde el punto de vista lingüístico es introducir el neutro. Pese a lo que podéis pensar a primera vista, no es un aspecto del léxico (el léxico varía a una velocidad muy alta, tened en cuenta que la RAE ha aceptado ya la palabra «tuit», por ejemplo). Es un aspecto que afecta a la gramática, es decir, sería un cambio que afectaría a las normas que estructuran la lengua. Como podéis imaginar, esto es mucho más complicado.


Digamos que sí, que queremos hacer un neutro con e (saludos a todos mis amigos asturianos que me matarán al leer esta línea ya que el plural en e es femenino en asturiano: casa/cases). Tendremos entonces a personas que dicen que no se puede utilizar porque no existe (cuando un hablante utiliza algún recurso de la lengua es porque existe), que no se puede cambiar la lengua a placer (a placer, como la RAE), que habrá palabras que se confundirán (homonimia, ya existe en la lengua, no es que sea muy grave en este caso, ni ligeramente grave, ni un poquito grave, no lo es), etc. Pero es que el problema real no es ese. Ni tan siquiera estoy hablando de implantar el género neutro a una escala oficial, estoy hablando de poder utilizarlo correctamente por redes sociales o en situaciones propicias. El único, verdadero y complicado problema para crear un género neutro es establecer las normas que va a seguir. Ejemplos rápidos:
—Aquellos sustantivos terminados en ente (cantante, viviente, paciente) que vienen directamente de un verbo y que no diferenciaban femenino/masculino tienen ahora femenino en algunos casos (presidenta, parienta), lo que convierte la terminación ente en masculina por contraposición (presidente, pariente).
—Hay un problema en la modificación de palabras que tienen el género en el lexema, como es el caso de padres/madres, que Internet ha decidido modificar en adres, solución que desde el punto de vista filológico es inaudita y no acabo de entender cómo asimilar. También se ha propuesto neidres (que sería nei de neutro y adre de la etimología original). El problema es que esa técnica de quitar la consonante que diferencia las dos palabras no se puede hacer con otras, como nuera/yerno. Sigo sin saber cómo solucionar esto.
—En palabras con femenino distinto, como ina, esa, isa, la situación está complicada. Supongo que lo fácil sería cambiar esa a por una e, es decir, construir el neutro sobre el femenino (actor, actriz, actrice). Aunque también se podría decir acter. Lo importante sería ponerse de acuerdo en cuanto a cómo formarlo. Esta es solo una idea. 

PD. Estaría muy bien que ya sea en los comentarios de aquí o mediante Twitter (@SarAusten) me dijeras qué opinas de todo esto. Y tal vez se lo puedes pasar a cualquiera que diga que hay muchos hilos desmontando el género neutro. Y que hay que proteger la lengua de la gran secta transgénero (seguro que alguien lo ha dicho, en algún lugar). Y, por favor, recuerda que la RAE (ni tan siquiera la ASALE como asociación) no es un ente superior omnisciente y omnipresente; ni todo lo que propone es utilizado por hablantes ni todo lo utilizado por hablantes está recogido por la RAE. El lema de la RAE es «Limpia, fija y da esplendor». No se la puede tomar del todo en serio. Y esto no quiere decir que cada cual se salte las normas a placer en cualquier situación. Creo que este tema ya lo he dejado claro en dos entradas que puedes leer aquí:
-http://laspalabrasdesarausten.blogspot.com.es/2016/04/el-juego-del-lenguaje.html
-http://laspalabrasdesarausten.blogspot.com.es/2014/07/pequena-razon-por-la-que-sirve-estudiar.html

18 abr 2016

El juego del lenguaje

Ayer por la noche (en realidad hoy, a las doce en punto) volví a pensar en escribir algo sobre la lengua debido a una conversación que tuve en Twitter. Puede que no os interese el tema, pero es mi blog, mío, así que aquí he vuelto. La cuestión es que llevaba un tiempo pensando que la lengua era como un juego, un juego en el que si no te sabes las reglas hay jugadores que se van a reír de ti. Así que venga, comencemos por esa idea de que la lengua es un juego.
Pensé esto porque la lengua tiene normas, reglas, esas cosas que dice la RAE y el resto de academias de la lengua de diversos países de América. La lengua tiene reglas, ¿pero por qué? Un filólogo (al menos eso creo) diría que es algo para mantenerla unida, para que no se diversifique y así se pierda, para que resista al tiempo o para que los hablantes se entiendan. Aceptable. Pero yo ahora voy a decir que tiene reglas porque funciona como un juego.
Para poder jugar bien a un juego tienes que jugar con las reglas establecidas, siempre y cuando no lo hagas con tus amigos y ellos acepten tus reglas, claro. Tus amigos y tú podéis añadirle reglas al UNO que lo hagan más divertido. Es más, en cada lugar las reglas pueden cambiar, y puede que te guste así más el juego. Lo que ocurre es que si hay un torneo de tal juego, hay que jugar con las reglas establecidas.
En el colegio te enseñan a jugar con tales reglas y es lo que se califica: sabes jugar bien con tales reglas, sacas buena nota. En tu casa, por otra parte, y en cualquier ámbito no oficial, cada cual debería poder jugar como le dé la santa gana. Jugar a tu rollo te hace libre y te identifica, y nadie puede imponerte unas reglas que no quieras aceptar, al menos no en el ámbito privado. La cuestión es que en ámbitos oficiales ya sabes, es como un torneo, hay que seguir unas normas.
Esto me lleva a pensar que en realidad Internet no es un ámbito oficial, y las reglas del juego pueden cambiar y los jugadores pueden entenderse entre sí de todos modos. Por otra parte, la literatura tampoco tiene por qué ser un ámbito oficial. Yo elijo escribir así para que me sigas bien, pero si quieres ser confuso, adelante. Y qué puñetas, si quieres jugar con las reglas de la gente de tu zona, adelante. Estás en tu derecho. Como si haces malabares jugando al UNO, a mí qué me cuentas.
Sin embargo, bueno, sabemos que en los juegos muchas veces nos encontramos con un jugador que tiene que quedar mejor que el resto, el que es muy tiquismiquis y se ríe de ti porque utilizas unas normas distintas. La cuestión es reírse de la gente por cualquier motivo y, oh Zeus, resulta que juegas con una carta menos (porque no diferencias la carta «s» de la carta «c»), así que muahaha me voy a reír de ti porque soy un norteño que wooooh, las diferencia. De ese norteño a la vez se ríe otra persona porque el norteño citado confunde las cartas de objeto directo con las cartas de objeto indirecto. Y así unos se ríen de otros en un un ciclo sin final que eterno es (sí, Pocahontas).
Los jugadores tiquismiquis, por otra parte, se parten el culo de risa con las personas a las que no les han enseñado esas reglas. Tal vez porque han tenido que trabajar toda su vida y no han tenido tiempo para esas cosas, pero claro, jajaja, eres un inculto. Y en vez de enseñar reglas, atacan. Porque atacar es algo del ser humano, la naturaleza, la maldad, pero habíamos quedado en que yo hablaba de la lengua y no de filosofía.
Inciso en el que digo: «Siempre que hablo de la lengua tengo miedo de que los filólogos me coman con patatas. Fritas».
Llegamos a otra clase odiosa de jugador, que es aquel que odia el ajedrez y quiere imponer las damas (o es que odia una lengua minoritaria y quiere imponer una de mayor prestigio). Porque las damas son mejores y sabe jugar a ellas un mayor número de personas. Claro, a los que organizan torneos de damas les interesa que levante más pasiones y haya más jugadores de damas que de ajedrez, porque así venden libros de las damas, y harán competiciones de damas, y sacarán dinero de las damas, porque las damas molan y el ajedrez es un juego de mierda. Los jugadores dan un poco igual y si se pelean entre sí mejor, que impongan las reglas de las damas y que jodan a los del ajedrez
Resulta que estos jugadores a veces manipulan y dicen a los jugadores de ajedrez que en realidad juegan una variante de las damas y que se tienen que adaptar a ellas, porque las damas es la forma correcta de jugar al ajedrez. Aunque sean dos juegos distintos. Aunque cada jugador debería poder elegir a qué juego jugar. Ajajaja. Y llegará quien diga que el ajedrez es un juego de palurdos y que ese juego empaña la memoria de su padre que siempre jugaba a las damas, porque claro, el ajedrez es una mierda. Si lo digo así suena muy estúpido, ¿¡cómo que el ajedrez es una mierda!? ¡Si es un juego antiguo! ¡De estrategia! Bueno, pues como las lenguas machacadas. Las lenguas no son nuevas y no funcionan aleatoriamente, amigos míos.
Y nada, esas son conclusiones mías después de tres años y medio de carrera. No tengo el título y no podéis acusarme de ser un filólogo equivocado, chincha revincha. De hecho, la autoridad que me da haber estudiado durante tres años y medio la lengua española en las redes sociales es la misma autoridad que tiene mi gata. Así que ya sabéis. Esto en realidad lo ha escrito Morgan.