NOTITA IMPORTANTE
A veces
ocurre, lector, que te encuentras ante una situación tan insultante para la
inteligencia emocional humana que en vez de seguir tu ética e idiosincrasia te
sulfuras y comienzas a despotricar con barbaridades. Bueno, digamos que en
cierta ocasión eso me ocurrió a mí, y me gané a un enemigo que bien podría ser
un ladrillo. Con esta palabra me refiero a aquellas personas carentes de la
inteligencia emocional, pero no en un sentido psicológico (es el caso de los caracterizados
como psicópatas) sino en el sentido de aquellos humanos con los que te cruzas todos
los días y no sabes por qué actúan de esa manera tan fatal para los que lo
rodean o aman. Vaya, de los caracterizados como capullos. Para mí son
simplemente ladrillos.
Así que no
tengas en cuenta ese humor tan negro que a continuación leerás, todo ese
sarcasmo, ironía y palabras hirientes por las que me gané cierta enemistad. Si
lo estás leyendo, hay un 99% de posibilidades de que esto no vaya contigo.
Tómatelo con calma, léelo tranquilo o te pondrás furioso, y deja de leer si no te gustan algunas palabras malsonantes. Relajación y paz ante
todo. Lo publico porque espero que en nuestro país quede cierta libertad de
expresión. Me disculpo por lo que vas a leer, y a la vez no. Es que la persona
a la que dirigí este escrito lo necesitaba de verdad. Creo.
No tengo ni
idea de psicología aparte de lo que he podido observar en mis años de existencia.
Esto no pretende ser un estudio serio ni un ejemplo a seguir. Es simplemente
una manera de quitarme un peso de encima. Por suerte mis padres molan, pero
conozco a otros que…miradlos en la foto.
Pues eso.
Las críticas
que se queden fuera, porque es un texto literario humorístico, no NADA SERIO.
Repito. Va en serio. Va en serio que no es serio. En serio.
INTRODUCCIÓN
La
adolescencia es una etapa por la que pasa todo ser humano. Se caracteriza por
ser conocida como “la edad del pavo”, en la que los sujetos muestran
normalmente un inconformismo con lo establecido (se alejan de la realidad
paterna para crearse una propia), con cambios tanto psíquicos como físicos.
Seguramente es
el tiempo del que los padres se quejan más, caracterizando a sus hijos como “una
hormona andante indomable”. He aquí la primera falacia de generalización. Cada
persona presenta los típicos problemas de la adolescencia en distintos grados.
Podemos encontrar tanto adolescentes completamente salidos como personas
tranquilas y racionales.
¿Y qué quiero
decir yo con todo esto? Lo resumo: padres, no os quejéis por tener un hijo
adolescente, que con inteligencia se los controla fácil. Eso sí, si os
equivocáis es que tenéis la inteligencia emocional de un…¡ladrillo!
(La autora no se hace cargo de las protestas y
argumentaciones estúpidas que se levanten de leer este texto. No es una loca
descerebrada. Solo está cabreada).
1. LA AUTORIDAD NO LO ES
TODO
Típico fallo
de padres autoritarios: pensar que sus hijos están en un cuartel militar. Nada
más lejos de la realidad. Con una pizca de autoridad se puede conseguir que el
adolescente te haga caso, pero no debe ser nula ni excesiva. En el primer caso,
el sujeto pasará de cualquier norma que se le establezca. En el segundo hay
muchas más reacciones, por lo que debe ser estudiado a fondo.
Atendiendo a
los casos en los que la autoridad es aplastante, puedo afirmar que los sujetos
tienen varias formas de defenderse. La primera es desligarse emocionalmente de
los padres (al no recibir amor ni compensación por sus acciones rechazan a su
familia y poseen el deseo de abandonar el hogar cuanto antes, ya que sienten
que las personas del exterior les comprenden mejor). La segunda puede ser un
auténtico caos: discusiones continuas provocadas por la más mínima chispa,
rechazo ante todas las tradiciones, costumbres o normas establecidas por la
susodicha autoridad, búsqueda de la libertad con escapadas continuas. La
tercera es acostumbrarse y pasar del tema, no al alcance de todos y que puede
conllevar cansancio psíquico. La cuarta y última es caer en depresiones o
enfermedades relacionadas con el autoestima personal (crece con rapidez la
anorexia entre adolescentes).
1.1. TIPOS
DE AUTORIDAD
Atendiendo a
la naturaleza de la autoridad, se pueden diferenciar dos:
Primera:
autoridad racional y lógica, que permite ser discutida, argumentada, defendida
y atacada, en un diálogo constante entre progenitor e hijo. Ejemplo: el padre
(llamémosle X) le manda a su hijo (Y) apagar la música y el sujeto se niega
rotundamente. Y pregunta a X el por qué
de tal mandato, y X contesta que le duele la cabeza pero más tarde cuando se le
pase o ahora con los cascos puede seguir escuchando la música. Lo que parecía
el comienzo de una discusión entre autoridad y subordinado se convierte en un
apaciguamiento exitoso, ya que ha ofrecido razonamientos y la lógica de la
situación es correcta.
Segunda:
irracional e ilógica, no permisiva, no argumentable ni rechazable. X le manda a
Y que apague la música y el sujeto se niega. Y pregunta por qué debe hacer tal
cosa. X le dice que se calle y la apague sí o sí, porque sí. Hay dos salidas
posibles: querer seguir con la música y entrar en discusión (que no va a ser
tal porque X no va a ceder en ningún momento ni a argumentar de forma válida) o
apagar la música y obedecer sin saber el por qué (peligroso hacerlo en el
futuro).
La segunda
autoridad no podrá ser entendida por un observador externo de cierta madurez
mental (por un niño de tres años en la etapa de la negación tampoco, pero es un
tema aparte).
Para que mi argumento resulte creíble, tengo aquí un estudio de Baumrind que refleja la relación entre los tres tipos de autoridad y el carácter de los hijos:
"Los padres permisivos son afectuosos y razonan con sus hijos, pero son excesivamente condescendientes, no controlando ni exigiendo demasiado de ellos. Estos tienden a ser menos competentes, menos seguros de sí mismos y más dependientes." (Falta de autoridad paterna)
"Los padres autoritarios ejercen un alto control, exigen obediencia y no muestran mucho apego. Los hijos de estos padres suelen ser hostiles, descontentos, retraídos y desconfiados." (Autoridad irracional)
"Los padres autoritativos combinan el control y la exigencia con las muestras de afecto y la comunicación. Los hijos tienden a ser seguros de sí mismos, controlados y autónomos." (Autoridad racional)
Y así queda demostrado que mis conclusiones son correctas, aunque no tenga ni idea de psicología.
Para que mi argumento resulte creíble, tengo aquí un estudio de Baumrind que refleja la relación entre los tres tipos de autoridad y el carácter de los hijos:
"Los padres permisivos son afectuosos y razonan con sus hijos, pero son excesivamente condescendientes, no controlando ni exigiendo demasiado de ellos. Estos tienden a ser menos competentes, menos seguros de sí mismos y más dependientes." (Falta de autoridad paterna)
"Los padres autoritarios ejercen un alto control, exigen obediencia y no muestran mucho apego. Los hijos de estos padres suelen ser hostiles, descontentos, retraídos y desconfiados." (Autoridad irracional)
"Los padres autoritativos combinan el control y la exigencia con las muestras de afecto y la comunicación. Los hijos tienden a ser seguros de sí mismos, controlados y autónomos." (Autoridad racional)
Y así queda demostrado que mis conclusiones son correctas, aunque no tenga ni idea de psicología.
2. ESTRAGOS DE
LA MALA AUTORIDAD
(Irracional)
Pingüinos
aburridos, criaturas del mundo, lectores todos, tengo un problema con la autoridad
estúpida. La autoridad que priva de libertad a los futuros adultos, que
convierte una casa en una cárcel, que consigue hacer creer a los adolescentes
que son menos que una hormiga. Y, ¿qué por qué me molesta tanto? Porque la
adolescencia es una etapa en la que se necesita libertad.
Según muchos
psicólogos, la adolescencia es una reafirmación importante de la personalidad,
donde queda plenamente consolidada. Procesos relacionados a este son la
autoimagen y la autoestima. Según mi punto de vista el autoritarismo familiar
conlleva en muchos casos un obstáculo para que el sujeto desarrolle una
autoestima elevada, importante a la hora de valorarse a sí mismo y tener
relaciones con los demás.
La privación
de la libertad en temas básicos, como pueden ser las amistades, elegir la
música que se escucha o la ropa que se lleva es también contraproducente. El
adolescente busca su propio camino separándose de los padres, y los que estos
deben hacer es aconsejarlo pero dejarle elegir a él. Durante la adolescencia es
común el deseo de pertenecer a algún grupo con el que se pueda identificar
(tribus urbanas, modas, etc) y que forman parte de la generación de la futura
personalidad.
Por lo tanto,
los padres que impiden a su hijo manifestarse como es están limitando su
derecho a la libertad personal, fundamental en el desarrollo pleno del ser
humano. Llegados a este punto, pregunto:
¿POR QUÉ,
PADRECITOS DEL MUNDO, QUERÉIS QUE VUESTROS HIJOS SEAN IGUALES A VOSOTROS?
¿QUERÉIS CLONES O QUERÉIS GENTE AUTÉNTICA, EH?
Aceptar sin
rechistar la moralidad predeterminada de la autoridad trae consigo problemas.
No se crea una personalidad real, sino una personalidad-imagen, que imita todo
lo que realiza sus padres para no ser castigado. ¡Cacahuete!
Otra cosa
sobre la autoridad estúpida (se permiten insultos porque esto no es un estudio
serio sobre nada): pérdida de la comunicación con los padres. Cuando crees que
si abres la boca tu padre o madre ya te va a soltar un guantazo o a denigrarte
te callas, y aguantas, aguantas hasta que ves que los barrotes de tu jaula se
han abierto y huyes para no volver la vista atrás jamás. Se lo merecen por ser
ladrillos.
Las agresiones
verbales y físicas dificultan también la comunicación familiar y el autoestima
(ya, no sé si es “la” o “el”, pues ahora es una palabra transgénero, ¿vale?).
Nunca oirás una conversación así:
-¡Hijo, aparta
de una puta vez de ahí!
-Papá, mamá,
os quiero.
-¡Ya intentas
apaciguarme, bestia idiota!
-Pero si es la
verdad…
-¡Cállate, hijo
de perra!
-Acabas de
insultar a mamá
-¡No me
hables!
¿Qué estaba
diciendo yo…?
Una autoridad
idiota consigue tres cosas:
- Odio
- Odio
- Odio
3. DE CASTIGOS
Y PREMIOS
Padres,
¿oísteis algo sobre el condicionamiento clásico de Paulov? ¿Castigo y
recompensa? Pues los humanos no somos perros.
Castigar
cuando alguien hace algo mal está bien. Pero está bien si lo hace mal a
propósito, no si ha intentado hacerlo con todas sus fuerzas y lo hace mal. Eso
no debería ser castigado, porque en la mente resplandece el mensaje erróneo de
“si lo intento y no lo consigo, no sirvo para nada”.
Recompensar
cuando se hace algo bien está bien. Pero casi nadie recompensa. Sacas un diez y
no te aplauden. Rompes sin querer un jarrón y te dejan sin cenar. ESTUPIDEZ
MÁXIMA.
A los humanos
nos encanta que nos halaguen, premien y recompensen. Es una palmadita en el
hombro diciéndote “bien hecho, campeón”. Cuando crees que has hecho algo
perfecto y lo que te espera es la nada, tal vez a la próxima vez te de igual
hacerlo bien o mal, porque el esfuerzo no ha valido la pena. Cuando te castigan
por cualquier cosa, tal vez ya te da igual liarla aún más parda, porque sabes
que hagas lo que hagas vas a recibir un
castigo. Los castigos y premios deben ser racionales y estar relacionados con
el tipo de personalidad, el estado anímico y el resultado de la acción. Sé que
nadie me va a hacer caso, peeeeeeeeeeeeeeeeero la autoridad no va a conseguir
que saques mejores notas o consigas un buen trabajo. Lo que consigue es que te
consideres un desafortunado hombrecillo o mujercilla.
Después de un
análisis cómico-oficial de todo esto (si no escribo idioteces me cabreo aún
más) me toca la parte poética (para algunos, antiguas letras en griego
indescifrables).
¿Qué ocurre
sin encarcelas a un pajarito? Adiós a su libertad.
¿Pero si haces
lo mismo con un humano? Adiós personalidad.
Lo más valioso
que poseemos es nuestra libertad. Por eso, legalmente cuando arrebatas la vida
a otro ser humanos, o sus bienes, te privan de la libertad. Obviamente no puedo
comparar la libertad que tiene un preso en la cárcel con la de un adolescente
en una casa autoritaria, pero me permitiré el lujo de hacer una metáfora.
Cuando llegas
a una casa en la que tus padres te hieren emocionalmente, prefieres volver al
colegio. Los estudios se convierten en un rayo de sol dentro de las tinieblas,
donde conoces a personas que están casi más perdidas que tú. Volver al hogar es
entrar en una zona tormentosa llena de rayos y truenos, donde mirar al futuro
es ver un nubarrón negro, y mirar al pasado es una niebla que no te atreves a
recordar.
Habrá personas
con más aguante que otras, pero ninguna pasa por allí sin marcas en el alma. No
poder confiar en las personas que te trajeron al mundo es una maldición, y
tener que soportarlas todos los días una tortura.
Las buenas
nuevas del asunto es que no todos los padres son así. Hay grados, y por suerte
no suele haber casos extremos. Siempre se puede salir de esas situaciones en un
futuro cercano, para gozar de la libertad que había sido privada y ver la vida
con otros ojos. Y se puede recompensar a sus padres-ladrillo de una forma
simple: no llamándolos por navidad.
En fin,
digamos NO a los padres autoritarios sin sentido y demos gracias a Zeus porque
no son una especie de humanos muy extendida. A más de uno le tiraría un
ladrillazo. Me aguanto porque soy mayor de edad y yo y mi libertad nos queremos
mucho.
Sar (Austen de
apellido) no piensa resposabilizarse de lo que ha escrito. ¡Todo es culpa de
Melo! (No sé por qué, pero me da igual, ahí tenéis una culpable, y como le
toquéis un pelo va a mandar a su ejército de pingüinos contra vosotros. HE
DICHO).
Muy coherente. Está claro que para ser padre no te exigen ninguna titulación ni preparación.Nos has hecho esperar pero ha merecido la pena.
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