Desde que
tenía unos catorce años tengo una historia que me persigue y que nunca consigo
acabar. Se titula Nubes Y Leyendas De
Otro Mundo (NYLDOM) y muchas veces, cuando intento escribir cualquier
otra cosa,
las palabras me arrastran a ella de nuevo. Lo siguiente es una canción de
guerra, de esperanza, para luchar. En realidad no sé componer canciones ni
escribir poemas, pero en mi fantasía eso sí puede pasar. Así que os dejo lo que
escribí, recordándoos que me siento mucho mejor con la prosa.
Toca los tambores, Yen,
Tócalos ya.
Oímos cómo se acerca el enemigo,
Olemos su impiedad.
En las minas nos tuvimos que
internar
Para no morir allí,
En un mundo de mayor oscuridad
Que el que encontramos aquí.
Un refugio en las tierras de Lam,
Un refugio en las tierras del Mal,
Un santuario en territorio
enemigo,
Unas rocas que nos ofrecieron
abrigo.
Miles murieron, lo sabemos,
Y por su recuerdo debemos
protegernos,
Para que a nadie jamás le asombre
Que luchamos por mil sueños y un
hombre.
Toca los tambores, Yen,
Tócalos ya.
Oímos cómo se acerca el enemigo,
Olemos su impiedad.
Aquel genial poeta, bufón para
algunos,
Nos dio la esperanza perfecta
Para seguir adelante y ser sólo
uno.
Su espíritu ronda estas cuevas,
No las abandonará jamás.
Cuando consigamos huir de aquí
Él se quedará como fiel guardián.
Alzaremos nuestras espadas una
vez más
Contra quien mancille su nombre.
Alzaremos nuestros picos por la
libertad
Pues jamás volverá a existir un
hombre
Como el que fue él: que ame la
igualdad.
Toca los tambores, Yen,
Tócalos ya.
Oímos cómo se acerca el enemigo,
Olemos su impiedad.
Nos dijo que no nacimos esclavos,
Que ellos superiores no son.
No debemos arrodillarnos ante las
bestias,
No debemos entregar nuestra
rendición.
Nos dio un regalo magnífico: la
opción de luchar.
Y con su hija, la Protegida que
quedó,
Iremos a batallar.
Toca los tambores, Yen,
Tócalos ya.
Oímos cómo se acerca el enemigo,
Olemos su impiedad.
Mañana respiraremos el cielo
azul,
Pisaremos la fina hierba.
No digas ahora, compañero, que te
rindes.
¡No dejes de luchar!
Allá tras la oscuridad
Aún existe patria, aún existe
hogar.
Deja ya, hermano, de llorar.
¡Juro que llegaremos a verla!
Toca los tambores, Yen,
Tócalos ya.
Oímos cómo se acerca el enemigo,
Olemos su impiedad.
Veo el destello de esos dientes
infernales,
Veo que mi sangre brota frente a
los golpes rivales.
Poeta, ¿me uniré esta noche a los
hombres caídos?
De todos modos, sabes que mi
corazón no es mío.
Mi corazón es de la libertad
deseada,
Mi corazón no se estremece ante
batallas.
No viviremos solos, pues
moriremos juntos.
Repítelo, sabes lo que somos:
¡Somos uno!
Toca los tambores, Yen,
Tócalos ya.
Si esta noche hemos de morir…
No nos importa.
A parte de que eres una buena narradora, tienes madera de poeta, amiga Sara. Es un poema de superación, me gusta.
ResponderEliminar¡Gracias, Cristian! Que exactamente tú digas eso es un gran halago para mí ;)
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